African Flow: una arquitectura que educa para un África emergente

El diseño de la escuela infantil African Flow surge de la voluntad de desarrollar nuevos métodos educativos en África. El equipamiento escolar, impulsado por las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret y situado en Soa, cerca de Yaoundé, capital de Camerún, se organiza como un sistema continuo de ecosistemas (montaña, sabana, aldea y bosque) que conectan a los niños con sus orígenes y su cultura. En la escuela, los niños van moviéndose a lo largo del día a partir de un movimiento fluido entre diversos espacios, donde desarrollan habilidades en contextos diferenciados y donde interactúan con otros niños y con la escuela a través de diversas escalas de relación.
La escuela se construye alrededor de un patio central donde los espacios interiores organizados a través de cuatro ecosistemas se conectan a través de un corredor. Cada ecosistema cuenta con elementos reconocibles para los niños que ayudan a estructurar la actividad diaria que realizan en la escuela: montaña, aldea, sabana y bosque.
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El diseño de la escuela recurre a patrones geométricos primitivos y sistemas constructivos de gran sencillez, que emergen naturalmente del uso de los materiales utilizados. Además, la topografía original del terreno ha permitido crear un segundo nivel donde vivirá inicialmente la comunidad que gestiona el African Flow. 
Construir con materiales locales
Para construir African Flow se ha realizado una labor de investigación para implicar a industriales locales, que tradicionalmente exportan sus productos a China o Europa. De este modo, el resultado fue una estructura construida con azobé, una madera local de muy alta densidad, capaz de resistir a las termitas. El proceso de construcción se ha realizado por operarios locales que nunca habían trabajado con madera, desarrollando así un proceso de aprendizaje colectivo que podrá ser reproducido en futuros proyectos y fomentar una construcción de bajas emisiones en un contexto de rápida urbanización.
Los cerramientos se realizan con ladrillos de tierra prensada (no cocida) que utiliza diversos patrones y que permite tamizar la luz entre interior y exterior. 
 
En el interior se utilizan maderas locales como el iroko, el sapeli, el doucier o el mouvingui, que es el mundo se consideran maderas tropicales y que normalmente tienen precios elevados, pero que en la escala local es una madera de uso corriente en Camerún. 
La torre de agua del complejo —que tradicionalmente se realiza en hormigón— se imaginó como una estructura espacial de madera cubierta con una superficie fotovoltaica que permite que el edificio pueda tener permanentemente agua y electricidad, en un entorno donde los cortes de suministro son constantes.
African Flow Créditos:
Promotor:  Comunidad de Nazaret
Arquitectura:  Vicente Guallart y Daniel Ibañez. Urbanitree
Directora del proyecto: Elisabeth Fábregas
Arquitectos colaboradores: Ali Basbous (BAD Architects), Daniel Fraile (Arquivio)
Promotoras: Misioneras de Nazaret
Constructor: Gic ma’asapkeng 
Carpinteros: Alexandre Onguene, Tchawe Fabrice Ronelle, Germain Atanga
Emplazamiento: Soa, Camerún (África)
Año ejecución: 2024
Metros cuadrados: 1.600 m2
Coste del proyecto: 900 000 $
Fotografía: Adrià Goula